Hola, Dios te bendiga, Dios te guarde. Que la paz del Señor esté en tu corazón. Te doy la bienvenida a nuestro devocional, y en esta oportunidad vamos a tener un tema muy importante que yo sé que va a ser de mucha bendición para tu vida, y se titula: «Aunque te rías».
Nos vamos a basar en la epístola de Pablo a los Filipenses 4:19. Mira lo que dice la palabra del Señor: «Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria».
He tomado como ejemplo para compartirte esta palabra de Dios a Sara, cuando se rio porque Dios le había dado una promesa de que la haría madre. O sea, Él le estaba asegurando a Abraham de que Sara iba a ser madre en el tiempo del hombre, y ella se sonrió. Pero vemos que ella dudó bajo un concepto humano, algo que cualquiera hubiese podido hacer. ¿Por qué? Porque ella miraba su condición física: como mujer, ya era bastante mayor, vieja, por decirlo así. Ella decía: «Ya yo soy una mujer vieja para poder tener deleite de ser madre».
También podemos ver que como ya había pasado tanto tiempo, Sara había esperado mucho por el querer tener ese deleite de ser madre, así como muchas mujeres anhelan una familia. Así ella también tenía anhelos, como usted y como yo. Pero el tiempo pasaba, había una promesa, y no veía el resultado; no veía que se hacía realidad. Esta mujer se desesperó. ¿Y qué hizo? Quiso ayudar al Señor, quiso ayudar a Dios. Entonces tomó a su sierva Agar y se la dio a su esposo para que le pudiera dar ese hijo que Dios le había prometido.
Pero en el Señor las cosas no son así. Mira, Dios no necesita de la ayuda de ningún ser humano, porque todas las cosas están bajo su control. El salmista decía que los tiempos nuestros están en las manos de Dios, y así es. Todo lo que Dios nos ha prometido, en Su tiempo Él lo va a cumplir.
Así como a Sara Dios le prometió una familia, tener un hijo, así tal vez, Dios te ha prometido a ti muchas cosas. Dios ha dado promesas para tu salud, ha prometido que tu familia será diferente, que muchas cosas en tu hogar cambiarán, o tal vez ha dado promesas acerca del esposo por el cual tú has venido orando fervientemente para que llegue a los pies de Cristo, y ya Dios te ha dado una respuesta y te ha dicho que no te preocupes, que tu esposo va a cambiar. Pero todo lo va a hacer Dios en Su tiempo.
Ahora, mi mensaje para ti en este momento es: confía en lo que ya Dios te ha dicho. Confía en la promesa que ya Dios te ha dado, porque en el Señor, toda palabra que sale de su boca tiene cumplimiento. La biblia misma registra que cielo y tierra pasarán, menos Su palabra, y no solo la que está plasmada aquí en la Santa Escritura, sino toda promesa que sale de la boca de Dios para nosotros. Por lo tanto, hoy te invito a creer y fortalecer tu fe en el Señor, a través de tu confianza en Él.
Sara dudó porque empezó a mirar detalles; nosotros no tenemos que mirar detalles. ¿Qué es lo que es imposible para Dios, para que tú y yo tengamos lo que Él realmente nos ha prometido? Nada.
Mira, el problema de Sara era la esterilidad. Ahora, ¿quién creó a Sara? ¿No fue el Señor? Dios creó a Sara, entonces Dios sabía cómo estaba formado el cuerpo de Sara; Dios sabía cómo quitar la esterilidad en aquella mujer, porque para Dios nada es imposible.
¿Sara creía? Sí, pero en el momento ella empezó a mirar su condición humana, y así mismo, de pronto tú dirás: «Año tras año pidiéndole al Señor y Él me ha dicho que va a cambiar mi hogar, que va a cambiar mi condición económica, que me va a sanar… pero yo no veo». Y entonces, allí, en los impulsos que nos da la vida, es donde nosotros fallamos.
Sara se precipitó, porque eso es lo que hacemos: nos precipitamos queriendo ayudar a Dios y mira que esto le trajo un conflicto más adelante, le trajo un problema. Lo que ella en un momento veía como una bendición, ahora lo veía como un problema dentro de su hogar. Y eso es lo que pasa cuando somos impulsivos. Hacemos las cosas porque todo lo queremos de inmediato.
Pero, así te dice el Señor en esta hora: si tú crees a la palabra, si tú crees en sus promesas de bendición para tu vida y pones tu confianza en Él, entonces verás su cumplimiento y te alegrarás en su respuesta. Mira lo que dice la palabra del Señor: «Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta». Y si lo que falta es un hijo, como en el caso de Sara, Él lo va a suplir. Y si lo que falta es un empleo porque hay una escasez económica, el Señor lo suplirá. Y si lo que falta es el amor, Dios también lo pondrá dentro del seno familiar. El amor, la comprensión, la tolerancia… todo lo que haga falta, Dios lo suplirá conforme a sus riquezas en gloria. Amén.
Entonces no desmayes. Mantente firme y confiando plenamente en el Señor, porque Él no se ha olvidado de ti y a su tiempo cumplirá sus promesas en tu vida.
Oración
Padre, te doy gracias por este tiempo, y te pido que mires cada promesa que Tú has dado a cada uno de nosotros, en especial a aquellas personas que estás leyendo este devocional. Te pido que tu voluntad se manifieste lo más rápido en sus vidas y que les ayudes en sus proyectos, y que puedan ver tu gloria. Que cada uno de ellos pueda testificar de que Tú, Señor, oh, Dios, le concediste esa petición por la cual tanto clamó delante de ti. Te doy las gracias, Señor. En el nombre de Jesús, nombre que es sobre todo nombre, Amén.
Serie Devocional: A solas con Jesús.
Autor(a): Ps. Rosario Salazar
Comparte esto:
- Haz clic para compartir en Facebook (Se abre en una ventana nueva) Facebook
- Haz clic para compartir en WhatsApp (Se abre en una ventana nueva) WhatsApp
- Haz clic para compartir en Telegram (Se abre en una ventana nueva) Telegram
- Haz clic para compartir en Threads (Se abre en una ventana nueva) Threads
- Haz clic para compartir en X (Se abre en una ventana nueva) X
