2 Corintios 12:9 “Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad”.

La gracia de Dios no solo salva, también fortalece.

Cuando las fuerzas humanas se agotan y parece que ya no hay salida, la gracia divina se manifiesta con poder. Pablo comprendió que su debilidad no era una desventaja, sino una oportunidad para que el poder de Cristo se revelara plenamente.

En nuestra vida diaria, muchas veces tratamos de enfrentar los desafíos con nuestras propias fuerzas, olvidando que la verdadera fortaleza viene del Señor. La gracia nos sostiene, nos levanta y nos enseña a depender de Dios en todo momento, por eso cuando creemos desmayar, recordemos la palabra de Dios en sus promesas. El da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ninguna Isaías 40:29.

Solo el Señor puede hacer esto por nosotros, no nos olvidemos que el siempre estará con nosotros en medio de los tiempos.

Tenemos un ejemplo bíblico:

El apóstol Pablo oró tres veces para que el “aguijón” le fuera quitado, pero Dios le respondió que su gracia era suficiente. En lugar de eliminar el problema, Dios le dio la fuerza para soportarlo. Así también nosotros aprendemos que a veces la gracia no quita la carga, pero nos da poder para llevarla con fe y victoria. Y ahora vemos a Pablo en su reconocimiento diciendo. «Todo lo puedo en Cristo que me fortalece». Filipenses 4:13.

De modo que recuerda cuando te sientas débil, que en tu debilidad el poder de Dios se hace perfecto.

Oremos

Señor, gracias porque tu gracia me sostiene. Aunque me sienta débil o cansado, sé que tu poder se perfecciona en mí. Enséñame a depender de ti y a descansar en tu fortaleza. Amén.