Entonces Josué dijo al pueblo: No podréis servir a Jehová, porque él es Dios santo, y Dios celoso; no sufrirá vuestras rebeliones y vuestros pecados. Si dejareis a Jehová y sirviereis a dioses ajenos, Él se volverá y os hará mal, y os consumirá, después que os ha hecho bien. El pueblo entonces dijo a Josué: No, sino que a Jehová serviremos.
Josué 24:19-21
Buen día, la palabra hoy viene con un toque diferente. Siempre hemos hablado de lo maravilloso y misericordioso que es nuestro Dios, y lo hacemos porque sin duda lo es, pero no podemos olvidar sus demás atributos para no pecar contra él.
Su palabra nos enseña que Dios es amor y su amor va más allá de todo entendimiento, por ese amor es que existimos y envía a su hijo para salvarnos. Pero aquellos que son de Él no los compartirá con nadie y no solo peleará con nosotros para defendernos de los que contra nosotros se levantan para dañarnos, sino que también peleará contra nosotros si fuera preciso por causa de nuestra infidelidad.
Él dice soy tu Padre, y como Padre nos defenderá con su ira de todo el que quiera hacernos daño, pero también traerá castigo si fuésemos nosotros quiénes atenten contra su propósito en nuestras vidas.
También dice “soy tu marido” en Isaías 54:5 y como marido tampoco admitirá que seamos infieles.
Entonces notas lo que dijo Josué: Si dejareis a Jehová y sirviereis a dioses ajenos, él se volverá y os hará mal.
Amados, servir a nuestro Dios no es un juego, es un pacto de vida o muerte si le servimos nos dará lo mejor de su regazo y créanme no hay otro mejor lugar. Pero si le damos la espalda y nos vamos tras otras cosas que no son Dios, no tomará por inocente al que tomare su nombre en vano.
Meditemos en esto y caminemos en una completa decisión por aquel que lo merece todo.
¡Feliz día!