Buenos días para todos.
Hoy quiero compartir con ustedes esta corta reflexión, esperando que sea de mucha bendición para sus vidas.
Cuando leemos el capítulo 3 del libro de Daniel, podemos ver reflejada la fidelidad hacia Dios por parte de los amigos de Daniel. Aunque el rey Nabucodonosor era la persona más poderosa en aquel tiempo y sus mandatos eran apremiantes; los amigos de Daniel se mantuvieron fieles a Dios, aunque esto les significara la pena de muerte.
En aquel entonces, el rey Nabucodonosor ordenó construir una estatua de oro que media unos sesenta codos de alto y unos seis codos de ancho (algo así como 27 metros de alto por 2 metros y medio de ancho), que posteriormente fue levantada en la provincia de Babilonia con el propósito de que todas las personas se postraran delante de ella y le rindieran adoración al sonar de los instrumentos musicales y bajo la premisa de que aquel que no lo hiciera, seria echado dentro de un horno de fuego ardiendo.
Es aquí donde vemos la fidelidad de Sadrac, Mesac y Abednego que, a pesar de conocer el decreto del rey, estaban dispuestos a morir antes que postrarse y adorar a otro dios.
Amados, no importa cuánto se levanten contra ti; es necesario ser fiel hasta la muerte. De seguro se presentarán obstáculos, vendrán tropiezos y hasta se levantará contra ti tu propia casa, pero hay que ser fiel hasta lo último confiando en el que todo lo puede.
Pablo dijo en 2 Timoteo 2:11-13 lo siguiente; Palabra fiel es esta: Si somos muertos con él, también viviremos con él; Si sufrimos, también reinaremos con él; Si le negáremos, él también nos negará. Si fuéremos infieles, él permanece fiel; Él no puede negarse a sí mismo.
De modo que, no importa lo que estemos viviendo, debemos permanecer fieles a nuestro Dios.
Jesús anda buscando a hombres y mujeres que permanezcan fieles hasta la muerte, sin importar el fuego de problemas que se presente; así como también él se mantuvo fiel hasta la muerte. Lo importante y necesario es mantener nuestra confianza en Cristo, y si el venció, nosotros también venceremos en Cristo Jesús ¡Amén!